- las hormonas no funcionan correctamente
- el metabolismo es lento,
- los vasos sanguíneos han perdido su elasticidad,
- los tejidos no se nutren
- Esto no es motivo para rendirse. Es una razón para pasar por fin a la acción.
Si te reconoces, no estás "un poco cansado". Estás en medio de un proceso que te está destruyendo por dentro. Y no hay advertencia. No hay cuenta atrás. Sólo están las consecuencias finales: apoplejía, infarto de miocardio, diabetes, insuficiencia renal, pérdida de movilidad.
Sí, puedes ignorarlo. Pero ahora ya sabes lo que hace.
La hipertensión rara vez da señales. Pero hace su trabajo. Los vasos sanguíneos pierden flexibilidad. La presión daña el cerebro, los ojos, los riñones. El corazón se acelera. Y la persona sigue viviendo como si nada. Hasta el día en que se despierta... o no se despierta.
La hiperglucemia no tiene que ver con los dulces. Se trata de la destrucción del tejido nervioso. Es la pérdida de memoria, el entumecimiento de las extremidades, la pérdida de visión. Si estás más cansado, tu piel está más seca y tus pensamientos son más letárgicos, es porque la glucosa ya está fuera de control. La diabetes se manifiesta discretamente. Pero dura mucho tiempo.
El sobrepeso no es sólo una cuestión de apariencia. Es tensión orgánica, inflamación, sobrecarga articular, alteración hormonal y fatiga crónica. No es grasa: es una señal. Lo más importante es que no puedes tener otro cuerpo. Este es el único en el que vives.
Y a partir de ahora, es una decisión o un diagnóstico. No hay otra solución.